León, Gto. — En medio del rugido de motores, el olor a pintura fresca y la música que marcaba el ritmo del Low Rider Fest 2025, hubo un momento en que el bullicio se detuvo. Bastó que una camioneta pisara la explanada del Poliforum para que todas las miradas se concentraran en un solo punto: La Selena, una Isuzu 1991 llegada desde Lagos de Moreno, Jalisco, que encendió la emoción de los asistentes y se robó el protagonismo del encuentro.
Una joya sobre el pavimento
Con su carrocería casi rozando el suelo y un cromado que reflejaba el sol, La Selena se convirtió en la gran protagonista del festival. Más que una exhibición, su aparición fue una declaración de estilo: la cultura lowrider no solo se trata de autos modificados, sino de una forma de vida que combina arte, técnica y orgullo.
Los asistentes, entre cámaras y aplausos, no tardaron en hacerla tendencia en redes sociales. Cada fotografía mostraba un ángulo distinto del trabajo artesanal que convirtió a esta Isuzu en una pieza de colección.
El poder de una cultura que rueda
El Low Rider Fest reunió a más de cien autos, bicis y motocicletas low & slow, una comunidad que celebra la creatividad y el detalle. Entre el público, familias enteras admiraban las carrocerías pulidas, los interiores personalizados y los saltos de suspensión hidráulica que levantaban el ánimo y el asfalto por igual.
Pero el momento más recordado fue el de La Selena, que se movió con una elegancia que provocó ovaciones y un desfile de celulares grabando su andar. En cada movimiento, la camioneta parecía narrar una historia: la de quienes transforman metal en expresión, pintura en identidad y ruedas en legado.
Más que autos: una comunidad que vibra
El Low Rider Fest 2025 no solo es un encuentro de fierros y motores, sino una muestra del arte urbano que se ha arraigado en el Bajío. Stands de barberos, grafiti, música en vivo y gastronomía, el evento volvió a demostrar que la cultura lowrider es también una familia extendida que comparte pasión, respeto y creatividad.

